No sueñes tu vida, vive tus
sueños
Sewald Wolfgang
Después de la carrera que hice en el 2011, en Chulilla (Valencia), tenia una espinita, bueno mas bien un pedazo de espina clavada con las carreras de montaña, en aquella ocasión fue un autentico fracaso para mi. Claro que a decir verdad pensaba en aquella ocasión, que había corrido una carrera de montaña, si de iniciación, pero montaña. Pero después de haber realizado este domingo, la X Carrera de Montaña de Castalla, en lo que si estoy en disposición de poder afirmar es que la de Chulilla, simplemente era una carrera, con mucho ascenso y un descenso por una senda como la de la salida del Campamento de San Juan, (pero mas larga), en la carrera de Riopar.
Bueno pues comienzo el relato de mi aventura; hasta el km, 1´800 todo dentro de lo normal, sino fuera porque a los 700 metros de haber salido ya nos metieron por el cauce de una rambla, la cual no se podría decir que fuera de un fondo arenoso, había unos "peazo riscos" por toda su base, que había que ir con mas ojos que una araña, dicho sea de paso, que así continuo toda la carrera, uno no se podía despistar, ni un solo instante, de donde pisaba, de las piedras, del barro, de las ramas, que te daban en la cara, en los brazos, en las piernas, vamos que eso de correr absorto en tus pensamientos "una mieeer....", como te despistases, la pifiabas, (¿como puedo entonces recordar todos los detalles?, una vez que he volcado los datos del Garmin, sino ¿de que?). Como iba diciendo en el 1´800, comenzamos el ascenso, eso si, no si antes pedir vez, nos tropezamos con una senda de no mas de 1/2 metro de ancha, con lo cual como todavía no se había estirado mucho el grupo, se produjo un buen tapón, a partir de ascender, ascender y ascender, y nada de pistas forestales, todo sendas, constantemente se escuchaban los "voy por la derecha, voy por la izquierda, que paso, que voy", pues era la única manera de poder adelantar al que te precedía, y así llegamos al 3´810, donde ya habíamos ascendido de 700 a 895 m, y ahora tocaba bajar, y no me quiero hacer pesado, todo por sendas muy cerradas de vegetación, bajamos hasta los 791 m, en el km. 5´260, y ahí es donde comenzaba lo bueno, pues ya no dejaríamos de subir en mucho tiempo. En el 6´300 estaba el primer avituallamiento, es la primera vez en vida que me paro en un avituallamiento de carrera, pero además sin darme vergüenza ninguna pues todos hacíamos lo mismo, por preservar la naturaleza, no se daban botellines de agua, sino vasos, que había que depositar allí mismo una vez lo agotaras, además de onzas de chocolate y gominolas, la verdad que agradecí, parar un instante, aun no sabiendo lo que me esperába mas adelante. Y que era ni mas ni menos que un autentico ascenso, entre pinos, pequeñas encinas, piedras, raíces y cualquier tipo de obstáculo que te puedes encontrar en pleno monte. Ya llegando practicamente a los 7´700 kms., se me infundió un haz de esperanza porque creía que llegábamos al fin de la ascensión, "iluso", al llegar arriba y mirar al fondo no pude nada mas que poder exclamar "DIOOOS", pues lo que se veía era bastante desalentador. Al oírme el corredor que iba delante de mi, sus palabras de aliento fueron "tranquilo estamos en la cota 1.000, aquella es la 1.092, que es la mas alta", que simpático, la verdad que no quería tanta información, que barbaridad lo que quedaba por subir, pero eso no fue lo peor, lo peor era (y desde la 1.000, no se apreciaba), que los últimos 400 metros al pico eran de pura roca, pero roca, roca, nada de piedras entre la tierra, eran puras losas de roca y además húmedas, que bonito, y que mas nos tendrán guardado, pues si lo había. No quiero terminar la parte de ascensión, sin explicar, que lógicamente muchos tramos de ascenso, había que hacerlos andando, y al igual que el avituallamiento sin vergüenza, pues íbamos todos igual. Al poco de comenzar a descender teníamos el segundo punto de avituallamiento, pues nada era la ocasión de sacar mis pasas, comerme un puñadito y beber agua, también cogí un poco de chocolate, y a comenzar a bajar. Piedras, raíces, vamos lo mismo que para subir, pero ahora para bajar, eso si, sin tener que andar, "HE DICHO SIN TENER QUE ANDAR, YA LA LLEVAS CLARA, JUAN CARLOS", desde el km. 12 hasta el 12´700, como sería el desnivel que era materialmente imposible poder correr, había que bajar y muy despacito, como alguno tropezase y cayera rodando, los de los bolos se hubiera quedado en mantillas, el caso que practicamente con la carrera acabada, volvimos al camino por donde comenzamos para llegar a la meta.
Puedo decir que cuando vi a Elena, me sentí, que no cabía de satisfacción, de haber podido conseguir, ese reto que buscaba hace tiempo, poder realizar una auténtica carrera de montaña, os puedo decir que una vez pasado el globo, se me saltó alguna lagrimilla, por satisfacción personal, y porque había vivido unos momentos inolvidables e indescriptibles por allá arriba, os puedo asegurar que esta modalidad, me ha enganchado. Siempre he sido desde niño, un amante de la naturaleza, de la cual he disfrutado mucho, y si aún encima le unimos este, mi único vicio que es el de las carreras, creo que he encontrado el coctel perfecto para mi.
Aquí podéis encontrar los datos de mi carrera descargados del Garmin, en el momento que encuentre buenas fotos, también las incorporaré.
Crónica de Juan Carlos
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