La verdad es que prometía una buena mañana de carrera, el cielo despejado, un desplazamiento mas o menos cercano, un trazado que conocía del año pasado y que me gustó y el saber que éramos 14 miembros del equipo, los que hasta Casas de Lázaro íbamos a ir. Si, prometía una buena mañana de carrera para mi reaparición desde Riopar, que como sabéis con mi nueva situación laboral, me es mucho mas difícil encontrar un hueco para poder entrenar.
El volverme a enfundar la equipación del club, y digo enfundar porque una vez puesto parece que me estaba un poco mas estrecho desde la última vez que me lo puse (eso debe ser cosa de la secadora, jajaja. Quien no se consuela es porque no quiere), me dió un motivo para que a partir de ahora busque el tiempo de donde sea para salir a entrenar mas a menudo, me hizo pensar que si es esto lo que me gusta, que puñetas hago dejándolo de lado. Pero después de esta película de Woody Allen que os he contado vamos a lo que interesa que es la carrera de Casas de Lázaro.
Como ya la conocía, ha excepción de ese pequeño cambio que hicieron a última hora, salí guardando energías hasta que no llegáramos hasta el premio de la montaña practicamente en el km. 3, y así lo hice llegamos juntos al comienzo del ascenso, Juani, Sergio, Acisclo, Francis, Antonio y yo, comencé a tirar y creo que se iban quedando los compañeros, no sé en que orden pues no miraba para atrás, el único que se mantuvo a mi lado fué Antonio, que el tío subía sobrado, una vez arriba y pensando que lo mas dificil ya estaba hecho, fuimos regulando el ritmo y manteniéndolo mas o menos a 5 m/km, por cierto que me lleve una gran sorpresa cuando apareció a mi lado a Mª Ángeles Magan, que iba acompañando a un buen amigo como es Alberto Rey (Dosquince), y estuvimos a la misma altura corriendo un buen rato, la verdad que sube la moral el correr junto a la Campeona.
Pero hay amigo todo se vuelve a la realidad, cuando llegamos a lo que se suponía que era el segundo punto de avituallamiento y allí ya no había nadie, solamente infinidad de botellas a los lados del camino y además comienzo de otro pequeño ascenso, se me vino el mundo encima, pensar que tendría que acabar la carrera sin mas agua, pues el calor era insoportable, todavía no tenemos los cuerpos acostumbrados a esas temperaturas, y yo menos, que como sabéis me gusta muchísimo mas correr con -10 ºC que con 28 ºC.
Lo estaba pasando muy mal, cuando descubro que al final de esa cuesta a unos 600 metros de lo que era el anterior avituallamiento, estaban repartiendo agua, "uff" menos mal, podré refrescarme, aunque el bajón psicológico ya había hecho su mella, por cierto luego me comentaron los compañeros que ellos tampoco pudieron cojer agua en ese punto, es algo que una organización de carrera no debe fallar nunca, el agua es vital para los corredores, y mas con ese calor, si han de comprar mas agua de la necesaria que la compren, luego es un producto que se puede devolver al proveedor, pero no se puede consentir que no tengan agua todos los corredores en el trazado.
El caso es que sufriendo mucho pude llegar al pueblo, eso si, Antonio se me fué en ese bajón y ya no pude volver a pillarlo, está hecho un fenómeno, además alguien en meta me dijo que fué el que llegó con mejor cara de tod@s nosotr@s.
Y ya, hasta la Media de Albacete, a ver que tal se dá.
Crónica de Juan Carlos