“qué gozada”, compañeros,
siento comunicaros, que os habéis
perdido la carrera más espectacular
del circuito, sólo comparable a la vivida en Riopar, por su excepcional
recorrido, este año, con nieve, difícil
de repetir.
A las 14,40 horas salí de Albacete, y sobre las 15,30 llegamos a esta población
de la Sierra. Antes de salir, como era
mi primera visita, me acordé de mi amigo Antonio, natural de la villa, y le
llamé para si se quería venir, y claro está, aceptó.
Al llegar al pueblo,
como casi en todos, los hombres del chaleco naranja (los colaboradores), nos
fueron indicando el camino hasta llegar al aparcamiento preparado para el
evento, en el patio del colegio.
Aparcamos y a través del entramado
de estrechas, empinadas y hasta escalonadas
calles, que te trasladan a otras épocas pasadas de los siglos X-XIV, bajamos
hasta la Plaza Mayor. En el recorrido
con mi amigo, nacido y criado en la villa, que os voy a contar, “!!hombre Antonio!!”- “¿qué pasa Juan?”, “Buenas tardes tío José”- “¿cómo estás
Antonio?”, “ ¿Qué dices Luis?- “!Hola
primo!”, etc.etc., como en familia me sentí. Al fin llegamos al Teatro-Auditorio,
recogimos mi dorsal y la bolsa, aceptable, con camiseta, pequeña botella de aceite de la tierra y,
algo original, un paragüas. Como había tiempo, Antonio, me dio,
el primer recorrido
turístico, nos asomamos por dos terrazas
con unas, magnificas vistas al valle del
cauce del rio Mundo, ¡que maravilla!.
Cortamos la visita y nos fuimos a tomar el tradicional café en Casa Andres, pagó Antonio, claro.
Me puse el traje de faena, diez minutos de calentamiento y a
las 16,30 horas, junto a la fuente “Pilar”,
pistoletazo de salida dado por la señora Alcaldesa. Primer tramo de un
kilómetro, callejeando por sus
empedradas calles, hasta salir hacia
Elche de la Sierra, descenso de unos dos kilómetros por una carretera con unas
10-15 curvas, con tramos de 100 m. entre curva y curva, a lo largo de toda la
ladera de la montaña, donde los que corremos a mitad de pelotón, miras para
abajo y ves los primeros corredores, miras hacia arriba y ves la cola del
grupo, ¡!QUE IMPRESIONANTE RECORRIDO
VISUAL DE ADELANTE A TRAS, DE ATRÁS ADELANTE, los más de 400 corredores a lo largo de los
dos kilómetros zigzagueando como una serpiente multicolor.
Llegamos al cauce del
rio Mundo y a lo largo de un recorrido por caminos naturales
protegidos, con espléndida vegetación , cañas de un verde claro, luminoso, a ambos lados del camino, con más de tres metros de altura, uniéndose,
en algunos tramos en su parte superior, que te sientes como un héroe, (me recordó al general Custer, en la
película “murieron con las botas
puestas” al salir de la iglesia, en su boda, con su nueva esposa del brazo,
caminando bajo los sables, de sus soldados). Sólo se oyen, el canto de los pájaros y el sonido del agua
en su recorrido por el cauce, !qué remanso de paz!
Cruzamos el rio Mundo,
por tres veces, de lado a lado, en dos ocasiones por el puente de la presa y otra por un puente de madera, a ras de agua, con cuatro-cinco escalones para
entrar e igual a la salida, de ancho para dos-tres corredores como máximo, así
llegamos al km. 8, LA TRACA FINAL,
las rampas de retorno al pueblo, dicen
las crónicas que es una parez, de
hecho, los dos corredores que iban en cabeza, perdieron aquí la carrera, el
bombero de Molinicos se los ventiló, para mi,
“Valdeganga por tres”, yo con sinceridad, inicié la subida cautivado e
hipnotizado, todavía, por el espectáculo
natural vivido a lo largo del recorrido y cuando desperté, ví delante de mí el
km.10, ya había superado la parez, a sólo 300 metros de la llegada, que
transcurre descendiendo por sus calles hasta meta, con gran ambiente de
público, terminé más fresco que una
lechuga. Me dirigí al Auditorio,
donde nos daban la merienda, rápidamente, me esperaba Antonio, me tomé un chocolate con un trozo de bollo,
exquisito, me lié otros dos en unas servilletas
y me los traje pa “La Parienta”. Nos dimos la segunda visita turística, la
Ermita, Iglesia, posada, fuente, convento, etc. Insuperable. Nos echamos una cerveza en Casa Andrés, ya sabéis quien pagó.
Mi tiempo, lo de menos, lo mejor, no me
acordé de mi maltrecha rodilla, ni de mirar el cronómetro en todo el
recorrido; 57 minutos, que me duraron 57
segundos
Un último apunte para la organización y el Ayuntamiento, por
si estiman oportuno valorar.
En noviembre, a las 14,30 horas, el sol se ha escondido tras
la montaña. En domingo, entre las 11-12 de la mañana, esta excepcional villa y
su espectacular valle natural, iluminados por los rayos solares en todo lo
alto, debe ser de una luminosidad
subliminal y los hosteleros también lo agradecen.
Crónica de Juan Ramón.